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Innovación: Diseñadores que reinventan los textiles

InvestChile - May,11,2018

Chile es un polo de innovación en distintos ámbitos, entre ellos la moda. Telas de origen biológico, uso de materiales poco convencionales, ropa inteligente y tecnología aplicada a prendas para el día a día son solo algunas de las invenciones con que los creativos chilenos sorprenden en la pasarela.

ropa vestuario

Hay un olor algo extraño esta tarde en la sede de FabLab Santiago. Proviene de una sala de este Laboratorio de Fabricación Digital, donde Camila Ríos -diseñadora, académica de la Universidad Católica, 31 años- ha dejado fermentar unos recipientes con kombucha, también conocido como hongo chino, para que las bacterias proliferen hasta dar lugar a un biotextil, es decir, una tela de origen biológico.

Las bacterias se dejan secar en pequeños potes o tinas, dependiendo de lo que se quiera hacer. Es un proceso lento. Los microorganismos están de uno a dos meses creciendo; después se pasa al secado, que toma un par de semanas. Ahí va tomando forma una suerte de tela cafesosa, algo transparente, que se puede cortar, coser, doblar, lavar y hasta teñir, como cualquier género común.

 -Todavía no hacemos ropa con estas telas, estamos en fase de investigación. Hay que corregir el tema del mal olor, por ejemplo. La idea es, más adelante, ir desarrollando productos -explica Camila, cuya empresa, Open Textiles, acaba de obtener un Fondart - fondo estatal para el desarrollo de las artes y la cultura- para apoyar la investigación en torno a estos novedosos textiles. La idea es fomentar caminos para la industria de la moda, que abran nuevas opciones en lo sustentable y que tengan un bajo impacto ambiental.

Camila se inspira en el trabajo de la artista inglesa Suzanne Lee, quien a comienzos de este siglo comenzó a experimentar con la fabricación de prendas de celulosa de origen bacteriano. Su chaqueta biker con estampados, basada en los suéteres de alta montaña, es una suerte de ícono de las posibilidades que permite esta nueva manera de hacer telas.

Siguiendo sus pasos, al otro extremo del mundo, Camila no solo trabaja en sus propias biotelas, sino que además hace regularmente talleres de biofabricación para cerca de 15 alumnos. A través de su empresa Open Textiles, también coordina talleres de impresión 3D sobre telas, para, por ejemplo, crear aplicaciones con relieves para chaquetas o faldas, o directamente fabricar nuevos géneros.

La demanda es alta.

-Entre los alumnos hay arquitectos y diseñadores, pero también hartos ingenieros comerciales -acota Camila. Se trata, en su mayoría, de jóvenes recién egresados o titulados hace poco. Lo que los une, asegura, es un concepto que hoy está de moda: la búsqueda de innovación. La urgencia por expandir las opciones que ofrece el futuro. 

Ropa cableada

El actual mercado de la moda, opina Camila, daña el medio ambiente, desprecia a los productores pequeños e incluso reduce la valoración de los productos, cada vez más desechables. En este escenario, explica, el trabajo que ha estado desarrollando con bacterias se asoma como una alternativa para crear prendas mediante procesos no contaminantes, donde incluso se pueden aprovechar residuos que de otro modo irían a parar a los vertederos.

Pero Camila no solo trabaja con microorganismos: también le interesa explorar el uso de e-textiles, término que se utiliza para referirse a la tecnología electrónica aplicada en telas. En esta área, explica, se ha avanzado más y es posible llegar a generar productos que puedan entrar en el circuito comercial.

En sus talleres de e-textiles, los alumnos repasan conceptos básicos de electrónica, para luego aprender a incorporarla en telas, usando hilos conductores y otros elementos.

-¿Qué se puede hacer con esto? Por ejemplo, chalecos para adultos mayores con alzhéimer que incorporen un GPS, para ayudar a encontrarlos si se pierden -sugiere.

Camila comenzó a trabajar con este tipo de proyectos en 2015. Pero no es la única que ha tomado ese camino. En 2013, la artista visual María José Ríos (45) empezó a investigar en torno a la misma idea, creando ropa interactiva que, por ejemplo, puede reaccionar ante la luz, bajo la marca Vestibles. Se trataba de verdaderos "cuadros o esculturas ponibles", como ella misma los define, "usables para cierto tipo de gente y para cierto tipo de ocasiones".

Hoy, María José trabaja paralelamente en un proyecto que busca ofrecer ropa personalizada con detalles electrónicos. Por ejemplo, camisetas con el nombre de alguien en luces led. O con parches de luces, los que se puedan sacar al momento de lavar la ropa.

-Me gusta la idea de "hackear" el vestuario -acota, mientras muestra prendas y accesorios en los que ha cosido chips, tarjetas de memoria, sensores de diversos tipos, miniparlantes.

-Todo esto es bien experimental. La idea es generar piezas únicas, muy decoradas, más cercanas al arte que a lo comercial -puntualiza. 

Para María José, su propuesta es "un laboratorio de investigación constante". Un camino para transformar tejidos en interfaces que puedan interactuar con su entorno, como si tuvieran vida propia.

Luz Briceño, conocida por su marca LaJoya Design, es quizás la única diseñadora que ha buscado una manera para abordar el uso de nuevas tecnologías con un enfoque desprejuiciadamente comercial. Junto a dos socias -Rocío Cassis y Soledad Silva- creó la empresa The Copper Company, que se enfoca en el desarrollo de telas "inteligentes" mediante el uso de fibras metálicas. Telas que aprovechan las bondades del cobre -y alta su disponibilidad en Chile- para cumplir con diversas funciones.

¿Qué ofrece? Algodón de cobre, una tela que mezcla lo práctico y durable del poliéster con la naturalidad del algodón y que, además, evita la proliferación de bacterias. Uno de sus productos es una sábana de 300 hilos con cobre incorporado, ideal para hoteles. También hace telas para ropa de seguridad, con efectos luminescentes, antimosquitos, térmicos o antifluidos, es decir, que evitan el paso del agua y de salpicaduras.

-Nuestra tecnología tiene un tremendo potencial para evitar la regeneración de bacterias asociadas a trabajos en ambientes expuestos al frío, la humedad y el fuego -explica.

-El nivel de innovación de producto en las textileras chilenas es casi nulo, algo comprensible para un mercado como el nuestro. Luz, con su proyecto, es la excepción que confirma la regla -acota Bárbara Pino, directora del observatorio de moda Modus, de la Universidad Diego Portales. 

Por qué y para que

Salvo excepciones -como es el caso de María José, Camila y Luz-, hasta ahora el uso de nuevas tecnologías en Chile se ha concentrado principalmente en el ámbito académico. Karina Vukovic, por ejemplo, dirige en la Universidad Diego Portales un taller en el que se están desarrollando indumentarias relacionadas con enfermedades psicológicas y físicas. La idea es ver cómo la ropa puede ayudar a niños con pieles de cristal y otros problemas. También se desarrolló en estos talleres un sostén con biomagnetismo, como apoyo para mujeres con epilepsia.

A través del proyecto Desafío Alta Moda, la escuela de Diseño de Vestuario de Duoc UC, Sede Viña del Mar, también lleva algún tiempo investigando en torno al uso de tecnología para el vestuario. 

-El objetivo es potenciar conceptos, técnicas y procesos de alta costura, bajo una visión contemporánea que se asocie a la integración del oficio manual y el potencial tecnológico. El desafío es, sin dejar de lado el trabajo manual minucioso y experto, sumar la experimentación con nuevos materiales y tecnologías digitales -explica Vivian Urmeneta, directora de la carrera.

En esta línea, los alumnos han trabajo principalmente con opciones algo más accesibles y menos experimentales, como el corte a láser, que permite hacer calados de precisión milimétrica y con rebuscados diseños. Aunque hay algunos que se han atrevido a incorporar luces led, termofusión de plásticos de desechos o cableados de diversos tipos.

De momento, la tecnología más utilizada, tanto por estudiantes como por diseñadores en ejercicio, es sin duda la sublimación. Este sistema utiliza tintas especiales y una plancha térmica; al entrar en contacto con géneros que tienen polímeros sintéticos, se produce una reacción química que transforma la tinta en un gas que se fija de manera permanente en la superficie de la tela. De esta manera se puede llevar un diseño complemente original desde la pantalla de un computador hasta un vestido o polera.

Para conocer más sobre los avances en innovación y desarrollo en Chile, revisa el siguiente artículo.

Fuente: El Mercurio 

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Topics: Tecnologia- I+D- Talento

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