La tienda de Santiago de Chile es la primera de IKEA en la región. Se trata de un espacio de 15 mil metros cuadrados, que incluye más de 8 mil metros cuadrados de superficie de ventas. Además, empleará a unas 700 personas en el país.
Cuando la gigante sueca IKEA anunció su expansión por Sudamérica en 2018 dijo que sería la más rápida de su historia. La llegada a Chile se esperaba para fines de 2020, pero la pandemia del Coronavirus retrasó sus planes y recién en agosto de 2022 concretó la apertura de su primera tienda en el país.
La tienda de Santiago de Chile es la primera de IKEA en la región. Es una instalación de 15 mil metros cuadrados, que incluye más de 8 mil metros cuadrados de superficie de ventas. Además, empleará a unos 700 trabajadores en el país.
Marita Marante, gerente de Operaciones y Experiencia de clientes en IKEA Chile, Colombia y Perú, en conversación con Radio Infinita, señaló que “Chile es un país que valora la sustentabilidad y un país estable. La mayoría de las personas necesitaban una solución como la que podemos ofrecer”.
El primer espacio de IKEA en Chile sigue la misma lógica de las tiendas en el mundo. Al entrar está la sala de exposición de muebles en las que ven diferentes estilos y espacios completamente ambientados. Avanzando en el lugar se llega al área de niños y a un piso dedicado a decohogar.
Las y los trabajadores de IKEA han sido capacitados en los valores de la marca, tales como el cuidado de las personas, el planeta, la conciencia de costos, etc. Ha habido viajes y entrenamientos en las tiendas más icónicas en distintos lugares del mundo, lo que se ha complementado con la visita de expertos internacionales a Chile y capacitación online. Además, hay personas de IKEA a nivel mundial de manera permanente en el país para ayudar en el proceso de instalación.
En paralelo, comenzó a operar Ikea.cl para adquirir los productos de manera online.
“Están muy jugados con la propuesta de valor omnicanal, con un e-commerce muy fuerte, una integración entre e-commerce y tiendas físicas muy potente; e incorporando tecnologías de la cuarta revolución industrial en la experiencia de cliente, por ejemplo, realidad aumentada”, señala el investigador del Centro de Estudios del Retail (Ceret) de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile, Claudio Pizarro.
Tienen más de 5 mil millones de visitantes a su web. Y 775 millones de clientes que asisten a sus tiendas. Actualmente, el 26% de sus ventas a nivel mundial se hace de manera online.
Con largas filas esperaron los chilenos y chilenas el debut de la marca sueca en el país. A la inauguración asistieron tres altos ejecutivos de IKEA. Desde la matriz en Suecia llegó el CEO de Inter IKEA Group, Jon Abrahamsson; el CFO Martin Van Dam, y la expansion manager de Inter IKEA Systems, Maria Johansson. Ellos, junto a integrantes de Falabella, fueron los encargados de dar el puntapié inicial a la primera tienda IKEA en Chile y en Sudamérica.
IKEA utilizará la red logística de Falabella, que dispondrá equipos especialmente dedicados. Hoy, el retailer chileno cuenta con más de 260 puntos click & collect para retiro de compras online. Estos se habilitarán para que progresivamente también sea posible retirar compras pequeñas y medianas de la empresa sueca.
Este segundo semestre también debutaría en Santiago la segunda tienda de IKEA en el país.
De la mano de Falabella, la marca también llegará a Colombia y Perú. El acuerdo incluye abrir nueve puntos de venta en los tres mercados en un plazo de diez años. De hecho, entre 2019 y 2023, IKEA planeaba entrar a 17 nuevos mercados, y abrir 50 nuevos locaciones por año.
A nivel global, IKEA es la principal marca de muebles para el hogar y cuenta con más de 400 tiendas en 50 mercados. En 2021, sus locales vendieron 41.300 millones de euros, versus 39.600 millones de euros de un año atrás.
“Hay tres elementos que hacen particularmente atractiva la llegada de IKEA a Chile y que explican por qué se trata de un fenómeno a nivel mundial”, dice el managing director and partner en BCG, Cristián Carafi. Destaca tres variables: Un modelo muy exitoso en su internacionalización y de transformación de la industria del mueble; el diseño de sus productos, que está pensado para los espacios cada vez más reducidos a un precio accesible, y una experiencia de compra que combina showroom y una propuesta omnicanal potente.
IKEA fue fundada en Suecia por Ingvar Kamprad, quien falleció en 2018. Desde 1989 la controladora del grupo es la Fundación Interogo, basada en Liechtenstein, que tiene por finalidad profundizar y darle continuidad al concepto IKEA. Hoy en su consejo asesor está el hijo del fundador, Mathias Kamprad.
Inter IKEA Group tiene tres divisiones: franquicias, productos y suministros. Puntualmente, el franquiciador de IKEA es IKEA Systems B.V., que maneja el concepto por las diferentes partes del mundo. Hasta agosto de 2021 había once operadores de franquicias. Falabella es el franquiciador número doce.
Bajo IKEA Systems está IKEA Suecia AB que se encarga del diseño de toda la gama de productos. IKEA Systems B.V. le encarga, además, a IKEA Supply AG (suministro) la obtención, venta y distribución de productos IKEA a sus franquiciados.
La matriz cobra a cada franquiciado un canon anual del 3% sobre sus ventas netas por concepto de fee, a cambio del cual pueden vender los productos y operar tiendas IKEA. En 2021, logró 1.273 millones de euros por ese concepto, un 9,5% más que en 2020. Además alcanzó 24.282 millones de euros por la venta de productos al por mayor a sus franquiciados. Y según aparece en el Tax Report de 2021 de la marca, Chile ya le ha reportado 3,7 millones de euros en ingresos.
El fundador Ingvar Kamprad creó un documento llamado ‘El Testamento de un Comerciante de Muebles’. Según se lee en el estudio de Harvard, el primer aspecto es la diferencia en el precio. “Cualquier diseñador puede crear escritorios que cuestan 5.000 kronor (corona sueca). Pero solo las más altas habilidades pueden diseñar un buen y funcional escritorio que cueste 100 kronor”, decía Kamprad.
En 2010, IKEA redujo el packaging de su sofá Ektrop un 50%, subdividiéndolo en varios componentes. Esto les permitió sacar de la carretera cerca de 10.000 camiones al año, y bajar el precio del mueble un 14%. En 2012, bajó de 33 a nueve los componentes de su lámpara Textur y el valor cayó un 34%. El mejor ejemplo de reducción de precio -dice Harvard- fue la estantería Billy. Cuando apareció en 1976 costaba US$98 (US$346 de 2016, dice el caso de la universidad)... bueno, en 2016 valía US$69.
Su impronta de precios bajos trascendió a los muebles. En 1995, la firma lanzó un hot dog a 5 kronor (menos de US$1), la mitad de lo que se vendía en la calle. Pese al bajo margen, la gran cantidad comercializada hizo exitosa la estrategia.
“El propósito de la compañía perdura en el tiempo. Lo que hacen en lo sustantivo es ofrecer un muy buen diseño a precios bajos, accesible. Que el buen diseño llegue a todo el mundo”, señala Claudio Pizarro.
La compañía lanza entre 2.000 y 2.500 productos al año y retira la misma cantidad, para siempre mantener un portafolio de unos 9.500 bienes. Todos los diseños son propios.
“Todos los desarrollos de productos parten con un costo objetivo, y si no son rentables, no se introducen”, dice el caso de Harvard.
En cada mercado en el que penetran buscan adaptarse a las necesidades de sus usuarios. En IKEA Chile, cuentan, se hizo un trabajo muy detallado para comprender verdaderamente las vidas, sueños y desafíos de los hogares, y poder centrar y orientar mejor las soluciones a ofrecer y el surtido de productos.
En el caso de Harvard cuentan que, por ejemplo, en una investigación realizada por IKEA se dieron cuenta de que mientras los estadounidenses preferían mantener su ropa doblada, los italianos colgaban la mayor parte de sus prendas. En consecuencia, los cajones estadounidenses tienen más espacio que los europeos.
En 2011, de hecho, surgió el llamado Efecto IKEA, en alusión a la marca. Fue nombrado así por los investigadores Michael Norton (Harvard), Daniel Mochon (Yale) y Dan Ariely (Duke), quienes a través de varios experimentos evidenciaron cómo las personas tienden a valorar más un producto cuando lo arman o ensamblan por ellas mismas.
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Fuente: Pulso