A dos años de su llegada al país, la compañía global con base en Reino Unido hace un balance de su desarrollo y futuro en el mercado chileno.
Fue en 2023 que la fintech global con base en Reino Unido Ebury decidió abrir su oficina en Chile. Con 15 años en el mercado, la compañía -especializada en pagos internacionales, operaciones de divisa y gestión del riesgo cambiario-, contaba con presencia en Latinoamérica desde 2020 con su primera oficina en Brasil, y luego eligió Chile para ser su puerta de entrada en la América Latina de habla hispana.
“Chile se presentó como un país atractivo, desde el punto de vista de potencial de negocio, principalmente dada su apertura internacional, su dinámico sector empresarial y emprendedor, y su desarrollo del mercado financiero”, señala Alfonso Molinare, Country Manager de Ebury en Chile, destacando los tratados de libre comercio a nivel global con los que cuenta nuestro país, lo que fomenta el comercio exterior y que las empresas se abran al mundo.
Y el balance a dos años según Molinare es positivo, cumpliendo las expectativas con una buena aceptación a clientes importadores y exportadores que buscan alternativas a la banca tradicional, “y están abiertos a formas de hacer más eficiente su operativa de comercio internacional e incursionar nuevos mercados”. Lo anterior se suma a una nueva realidad en el comercio internacional, lo que ha llevado a empresas medianas a adecuarse a la aparición de bloques de comercio de países, lo que hace necesario contar con más herramientas financieras para seguir operando en esos mercados.
“Queremos seguir creciendo e invirtiendo en el mercado chileno, ya que las condiciones que vimos antes de llegar al país se siguen manteniendo, e incluso mejorando. No vislumbramos que la volatilidad de los mercados disminuya, haciendo que las empresas requieran gestionar su riesgo de tipo de cambio de manera que no erosione sus márgenes”, sostiene Molinare.
Ley Fintech
El mismo año que Ebury aterrizo en Chile, se promulgó en el país la Ley Fintech, algo muy importante para la compañía ya que hace un análisis exhaustivo antes de arribar a cualquier mercado. Molinare señala que no tuvieron mayores dudas para “mapear” como podrían operar en Chile, gracias a su “marco regulatorio e institucional sólido, que permite a empresas como la nuestra entrar en un mercado nuevo y tener claras las reglas del juego desde el primer día”.
“En Chile llegamos con una ley ya promulgada, pero que todavía requería la definición de la regulación secundaria por la CMF. Y la hemos visto desarrollarse durante estos dos últimos años en un proceso transparente y con participación de los distintos actores, lo que ha sido bastante positivo”, indica el ejecutivo. En su opinión, siempre
puede haber áreas de mejora, pero en el caso de Chile “hay un buen marco regulatorio que definitivamente impulsa la innovación y mayor competencia en el sector financiero. Ello se traduce en más alternativas, mayor acceso y más bajos costos para el consumidor final”.