Los inversionistas extranjeros pueden aprovechar las características que destacan al mercado chileno como productor y exportador en el sector de agroindustria.
Chile es un país muy afortunado en términos de diversidad geográfica y climática, y con una enorme variedad de productos y capacidad agrícola. Su atractivo natural para la industria alimentaria es innegable, pero va más allá incluso de esto: cuenta con ciertas ventajas competitivas respecto de otros países del mundo y de la región sudamericana.
En primer lugar, para las empresas europeas y de América del Norte, ofrece la oportunidad de invertir en un país a contra-estación, permitiendo a ciertos actores del mercado tener cosechas durante todo el año.
Un ejemplo de ello es el Grupo Ferrero. Hace ya más de 20 años comenzó a buscar oportunidades en el hemisferio sur para potenciar su suministro de avellanas frescas, cuya cosecha hasta entonces se concretaba en el mes de agosto. Actualmente, a través de su filial AgriChile, la compañía se encuentra presente en las regiones del Maule, Biobío y La Araucanía, y cuenta con más de 4 mil hectáreas propias, una planta industrial de descascarado y un sistema de vivero capaz de producir anualmente más de un millón de plantas, las que son entregadas a nuevos productores locales. Así, suman miles de hectáreas adicionales de avellana europea a los libros de la compañía.
Otra ventaja clave de Chile es su tecnología, la que se ha desarrollado de manera exitosa durante los últimos años y que ha permitido consolidar una industria más allá de las materias primas. Beneo-Orafti es una empresa del grupo belga Südzucker que cuenta con presencia en más de 75 países, y cinco sitios de producción, de los cuales cuatro se encuentran en Europa. Su planta en la Región del Biobío es la única fuera de este continente, y ha posicionado a Chile como el segundo productor a nivel mundial de las fibras prebióticas inulina y oligofructosa, extraídas de la raíz de achicoria. Estos ingredientes de origen natural están presentes en bebidas, lácteos, productos horneados y alimentos infantiles.
La tercera gran ventaja competitiva, que es uno de los atributos país y que aplica en forma especial a la agroindustria, es su característica de plataforma transformadora y el excelente acceso a mercados. Diana Food, hoy parte del Grupo Symrise, una de las mayores casas de sabores a nivel mundial, cuenta con una planta de producción, oficinas de ventas y un centro de I+D en Chile desde el año 2007. Son proveedores de diversos ingredientes naturales: jugos concentrados, polvos, flakes y otros productos en base a frutas y vegetales. Su apuesta por Chile responde a diversos factores, además de la contra-estación y capacidades tecnológicas instaladas: estabilidad político-económica, calidad e inocuidad de materias primas, y facilidad para hacer negocios. Sumado a ello, el acceso a mercados: Chile ha trabajado intensamente en potenciar y sofisticar sus exportaciones, apuntando no sólo a ampliar la paleta productiva sino también a facilitar el acceso a los mercados de destino, apostando a la agregación de valor.
Prueba de ello es el Acuerdo entre Chile y la Unión Europea (UE) de equivalencia de normas para la certificación de productos orgánicos, firmado a fines del 2017. Dicho convenio permite a Chile acceder en igualdad de condiciones a este mercado europeo, reduciendo la carga administrativa asociada al proceso de certificación, disminuyendo costos y mejorando la competitividad de los productos locales.
Estas tres características, sumado a la calidad de las materias primas locales, su barrera fitosanitaria natural, y la existencia de un clima mediterráneo, posicionan a Chile como un polo de atracción de inversión en la industria alimentaria de primer nivel.
¿Interesado en conocer las oportunidades que tiene Chile para la agroindustria y para tu empresa? Sigamos conversando.