Durante los últimos años, la matriz energética en Chile ha evolucionado con firmeza: no sólo se ha diversificado, sino que también ha bajado su dependencia de los combustibles fósiles para hacer espacio a las denominadas energías verdes, particularmente la fotovoltaica y eólica.
Hace 10 años, la generación de electricidad a partir de fuentes renovables era dominada por la hidroeléctrica, y la solar aún no existía; hoy, más del 8% de la matriz corresponde a solar fotovoltaica, con proyecciones de crecimiento en el futuro.
La industria energética es una de las más relevantes a nivel país y constituye un campo de oportunidades de inversión de enorme atractivo: de acuerdo al último reporte sectorial de la Corporación de Bienes de Capital (CBC), representa el 22,6% del gasto esperado al año 2021, con inversiones por US$10.931 entre 2017 y 2021, cifra sólo superada por minería y obras públicas. Para 2018, se proyecta un aumento en torno a un 4% respecto al año anterior, siendo una de las industrias más dinámicas de la economía nacional.
Y las Energías Renovables No Convencionales (ERNC), particularmente la solar fotovoltaica, serán las responsables de este auge, pues del grueso de la inversión esperada se calcula que un 74,1% corresponda a generación y de ésta, la CBC proyecta que un 71,1% provenga de ERNC en el quinquenio mencionado.
Hace ya varias décadas que se destaca el potencial de Chile para la generación de energía solar fotovoltaica, gracias a los altos niveles de radiación. Si bien sólo en 2013 se pusieron en marcha los primeros proyectos y el país comenzó a producir energía solar fotovoltaica, Chile no ha demorado en posicionarse en este ámbito.
El motor del futuro
Según el Reporte de las tendencias claves en electricidad 2017 de la International Energy Agency de la OCDE, la producción neta de electricidad en países sus países miembros creció en 0,8%, pero si se consideran sólo las ERNC –excluyendo Hidro–, el aumento fue de un 16,7%, el mayor auge visto en la última década. En contraparte, la generación a partir de combustibles fósiles descendió en 1,0% y la energía nuclear en 0,8%. Lo anterior, ratifica la idea ya posicionada a nivel mundial de que las fuentes renovables no convencionales serán el motor del futuro.
Y para Chile el sol sigue brillando: el reporte destaca que una de las tasas más altas de aumento de las ERNC se dio en el país, con más de 50% de crecimiento tanto en energía eólica como solar.
Esta tendencia continuará este año. Del total de inversión para 2018, según estima la CBC, la mayoría se centrará en construcción y desarrollo ingenieril de proyectos de generación en base a ERNC: un 33,2% corresponderá a parques eólicos, un 15,3% a centrales solares térmicas, y un 14,9% a plantas fotovoltaicas. Si sólo se considera inversión en generación eléctrica, se observa que un 85% del flujo será destinado al desarrollo de este tipo de iniciativas.
Las regiones del país que destacan son las de Antofagasta, Tarapacá, y Atacama en el norte, la Región Metropolitana, y La Araucanía en el sur. Algunos proyectos relevantes son la fase final del concentrador solar de potencia Cerro Dominador, que contemplará un desembolso de US$ 750 millones; el parque eólico Cerro Tigre, con una inversión de US$ 634 millones, y la central solar Cielos de Tarapacá, por US$ 600 millones.
Según el informe “Global Trends in Renewable Energy Investment 2018” del Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas, Chile es “un constante imán para proyectos solares a bajo costo gracias a sus altos niveles de radiación solar, continúa siendo un mercado dinámico, con una alza de inversiones de un 55% en 2017 hasta los U$1.5 mil millones”.
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