En el país existen 36 bienes que se generan o se extraen en las trece regiones del territorio nacional y que cuentan con protección para evitar la competencia desleal.
En 2021 se cumplen nueve años desde que el limón de Pica se convirtió en el primer producto chileno en obtener el denominado “sello de origen”, lo que implicó que desde ese momento sólo los productores de esa zona quedaron facultados para ofrecer bajo ese nombre específico dicha variedad en el mercado.
Recientemente, también accedió a esta protección legal la Cerámica de Pañul, de la zona de O’Higgins, sumando ya 36 los productos con esta denominación que se generan o se extraen en trece regiones del territorio nacional, de acuerdo a la definición que hace el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (Inapi).
Blindado de la competencia desleal y eventuales confusiones de los consumidores, esta disposición busca fomentar el comercio local y, por este camino, incentivar la valorización de bienes únicos de Chile.
“Hemos visto un creciente interés por parte de asociaciones de todo el país, por proteger sus productos tradicionales a través del sello de origen”, señala la directora nacional de INAPI, Loreto Bresky. Esta tendencia, dice, confirma que las y los emprendedores ven el sistema de propiedad industrial como una herramienta útil y valiosa para diferenciarse en el mercado y aumentar su competitividad.
Con la compra de un producto con sello, destaca el ministro de Economía, Lucas Palacios, se fomenta el comercio local y la asociatividad. “Es una herramienta muy potente para proteger a quienes viven de la elaboración o extracción de los productos únicos de Chile, que merecen su justa retribución”.
De ahí que comenta que como Gobierno seguirán impulsando este programa, junto con defender a los productores “al rescatar y poner en valor nuestras tradiciones”.
El detalle de las cifras
Al analizar los tipos de productos que han recibido el sello, el 55,5% corresponde a alimentos, el 30,5% a artesanías, mientras que el 13,8% son fermentados. Entre estos últimos está la tradicional cerveza valdiviana y la sidra de Punucapa (Región de los Ríos, al sur del país).
Por regiones, Valparaíso lidera la lista -incluido el territorio insular-, con un 21% del total de sellos otorgados a la fecha por parte de Inapi, con productos como la joya del Pacífico, el cangrejo dorado y la langosta de Juan Fernández, además del atún de la Isla de Pascua.
Luego destacan la Región Metropolitana y La Araucanía, que concentran el 15,7% y 10,5% de los reconocimientos, respectivamente, con una oferta que va contempla la chicha de Curacaví, la alfarería de Pomaire y el famoso prosciutto de Capitán Pastene.
Existen cuatro distintos tipos de sello: por indicación geográfica, denominación de origen, marcas colectivas y marcas de certificación. El primero, como lo sugiere su nombre, está asociado a su lugar; mientras que el segundo a factores humanos que inciden en la caracterización o reputación del producto. En los dos siguientes se trata de oferta con signos distintivos vinculados a una asociación o características comunes.
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Fuente: Diario Financiero