Desde su implementación, Clave Única suma más de 14 millones de usuarios activos y, en la actualidad, es posible realizar con ella más de 1.600 trámites en el sector público. En 2023 habilitarán una autenticación de dos pasos, evitando usos maliciosos y suplantación de identidad.
“No tengo duda que ha sido una revolución”. Así de categórico es Daniel Velásquez, jefe de productos -desde 2013- de Gobierno Digital, área encargada de la implementación y gestión de ClaveÚnica, instrumento de autenticación que administra el Ministerio Secretaría General de la Presidencia (Segpres), que valida los datos de identificación de personas naturales y que ya posee más de 14,4 millones de usuarios activos.
A la fecha, más de 1.600 trámites en el sector público requieren ClaveÚnica, lo que representa un 85% del total de gestiones del Registro Nacional de Trámites. De ellos, 967 -equivalentes al 49%- utilizan exclusivamente clave única como mecanismo de autenticación. Entre ellos, la Pensión Básica Solidaria de Vejez, registros de marcas comerciales y patentes y subsidios de arriendo de vivienda.
Esto, en la práctica, ha significado que las personas dejen de acudir presencialmente a los servicios, lo que redunda en menos filas y esperas; además, que exista una sola clave para ingresar a la mayoría de los trámites del Estado facilita la digitalización.
Transformación Digital en el Estado
Su historia se remonta a principios de la década pasada. En 2010, inspirado en experiencias de países como Canadá, Finlandia, Singapur o Australia, el Registro Civil desarrolló un método para que las personas pudieran hacer trámites en su sitio web, sumando un proceso de identificación y enrolamiento. De esta forma, todos quienes acudieran a las oficinas de este órgano podían solicitar su ClaveÚnica.
Velásquez señala que anteriormente, y durante mucho tiempo, cada institución pública debía crear sus propios mecanismos para que los usuarios realizaran los trámites digitales disponibles, una multiplicidad de experiencias que desincentivaban su uso, especialmente en aquellas personas con menor nivel de alfabetización digital, lo que solo contribuía a la profundización de la brecha de uso de estos servicios.
Luego de observar un buen movimiento dentro del portal, en 2011 la Unidad de Modernización -ahora División de la Segpres- generó un modelo para que las instituciones pudieran integrar sus plataformas con la finalidad de que este servicio se comenzara a expandir de manera transversal.
De ahí en adelante, comenzaron un “trabajo largo y de mucha persistencia” para que cada vez más organismos comenzaran a adoptar la ClaveÚnica. Señala que existía un doble desafío: por un lado, el ciudadano, instando a las personas a enrolarse y activar su clave, pero también a fomentar a que más instituciones se sumaran.
“El enrolamiento costó porque dependía de la adopción de las instituciones. A medida en que se integran y dejan disponibles sus trámites, se vuelve cada vez más necesario tener la ClaveÚnica”, señala, subrayando que “es un juego complicado porque al principio no teníamos una masa crítica como para que los organismos quisieran adoptarla, sino que mantenían su propio mecanismo de autenticación”.
Un nuevo hito
En 2015, el Registro Civil comienza a incorporar de forma automática el enrolamiento a la ClaveÚnica. Así, si una persona acudía a alguna oficina a obtener su cédula de identidad o renovar su pasaporte, el sistema automáticamente registraba los datos y solo era necesario que el ciudadano ingresara al portal para activarla creando una contraseña.
“Ese cambio generó que el volumen de usuarios comenzara a subir y sirvió para darle un mejor planteamiento a las instituciones, en momentos en que no teníamos las facultades para exigirles la adopción”, comenta Velásquez.
Un año después, en 2016, y debido al alza de usuarios activos con ClaveÚnica, la División de Modernización tomó la iniciativa de tomar la administración de la plataforma para facilitar la integración de más entidades, dejando al Registro Civil a cargo de identificar y enrolar.
El efecto pandemia
La llegada de la pandemia del Covid-19 al país trajo consigo confinamientos y la imposibilidad de realizar trámites presenciales. Esto se tradujo en un volcamiento masivo de las instituciones a la web. Y también significó un volumen de usuarios nunca vistos en la plataforma de ClaveÚnica.
“Los números cambiaron brutalmente”, dice Velásquez. Los tres años previos a la llegada del virus a Chile se activaron en total 4,9 millones de usuarios con su clave, y solo en 2020 aquella cifra llegó a los 4,2 millones, sumado a otros 3,5 millones en 2021.
Afirma que la adopción no fue un problema para la plataforma, porque desde 2015 utilizan servicios en la nube, lo que les permitió ajustarse a las exigencias derivadas de las nuevas activaciones.
Velásquez también destaca la cantidad de inicios de sesión en los dos primeros años de pandemia. En 2020 la cifra totalizó más de 279 millones, mientras que en 2021 se marcó un récord de más de 654 millones.
El uso de ClaveÚnica fue un factor importante para hacer trámites relacionados a la pandemia, como gestiones en el portal MeVacuno, clave para la campaña de vacunación.
Cabe destacar que Chile es un considerado el Hub Digital de América Latina y los organismos públicos, entre ellos InvestChile están tomando acciones para impulsar el talento digital con becas de especialización. Gigantes como Google y Amazon están presentes en nuestro país, así como startups del ecosistema tecnológico.
El futuro de la identidad digital en Chile
Velásquez señala que desde hace años y constantemente han hecho análisis para buscar la forma de seguir mejorando el servicio de ClaveÚnica, observando modelos internacionales, nuevas tecnologías y analizando la retroalimentación de los usuarios.
Y uno de esos componentes es la seguridad. A partir del próximo año buscan habilitar un sistema de autenticación o verificación de dos pasos, evitando usos maliciosos y suplantación de identidad.
Si bien dice que esto lo pudieron haber implementado hace tiempo, la falta de facultades impidió este avance, pese a que las capacidades técnicas estaban.
Eso se suma a las medidas que ya aplican, como la encriptación de los datos de usuarios. “Ni siquiera nosotros podemos saber las contraseñas y solo ciertas personas pueden acceder a datos sensibles”, afirma.
También realizarán pilotos de otros componentes que complementan la ClaveÚnica, bajo el concepto de Identidad Digital -donde figura la Firma Electrónica Avanzada-, el ecosistema que quieren potenciar como Gobierno Digital. Entre ellos está la integración para el uso de datos sensibles y, en el mediano plazo, temas de identificación de usos maliciosos.
Fuente: Diario Financiero